Intespectiva, después de la hora de todos,
tú llegas y se producen los pronombres
y hablas y hablo.
Hablamos.
Te intuyo derrotada
y hasta demolida
y pienso en acariciarte sin malicia.
Tú vienes, pero yo te vengo a buscar
pues necesito tu presencia
y hasta dominar la necesidad de acariciarte
y de estrujarte cuidadosamente
como si fueras un osito de peluche
sin apenas carnes
que se escapa de entre las manos de pura fragilidad.
Tú llegas, después de las horas de todos
y me produce un sueño, no puedo evitarlo.
Alfredo Rubio
Publicado en el nº 6
de la "Colección Variaciones"
29 de Septiembre de 2005
sábado, 20 de octubre de 2007
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