Frío como el gélido invierno
de una mañana gris cualquiera,
siento el aire abrasando mi piel.
Ululante como un lobo en celo
pasa por entre los árboles
venciendo sus brotes tiernos.
Quema el tierno césped,
que anhela un calido amanecer,
acaricia la superficie del agua
formando olas por doquier.
Penetra por mis fosas nasales
como pequeños puñales,
saliendo un poco mas tarde
como géiseres humeantes.
Espero la primavera con anhelo,
aguardo su tibieza con placer,
permanezco quedo y ensimismado
mientras la vida sigue por doquier.
Juan Ramón Flores
Publicado en el nº 5
de la "Colección Variaciones"
24 de Junio de 2005
sábado, 20 de octubre de 2007
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