–¡Enfréntate, sé inconsciente, no lo pienses!
–¡Sé prudente, cariño! ¡Ten cuidado!
–Arrímate al calor del imprudente,
estréllate en la luz del estrellato
de ese vidente inconmensurable
que jamás miró la estrella, ya perdida.
Ya perdió la pérdida, antes huída
entre otras que eran huidas deleznables.
Yo no sé si podré guardar silencio,
ignoro si podré tener cojones
de aguantar tamañas sensaciones;
me provoca empezar hoy el incendio,
pero causas me sobran y hay razones
para buscar de nuevo ensoñaciones.
Paco Negrillo
Publicado en el nº 9
de la "Colección Variaciones"
26 de Septiembre de 2006
sábado, 20 de octubre de 2007
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