Lanza la piel un grito agudo,
un lamento de solitario olvido,
sendas vírgenes hace tiempo
que proclaman su nostalgia de caricias,
playa desierta de arena impoluta
que gime en su sino adverso
de huellas desaparecidas.
Por sus laderas,
un eco lejano pronuncia tu nombre
de seda, pimienta y clavo,
manos tuyas de tormenta,
vaso ardiente de tu boca
sin medida ni silencio,
paladar oculto del beso huido.
Alas de aurora
rozando la tierra oscura,
lluvia en fuentes de cauces secos,
llama indolora que abrasa el sentido,
cura la sed y la aviva,
mar que lame
las heridas costas del deseo.
Me quema el corazón
y está tu ausencia despiadada
en mi cintura.
Pilar Bugella
Poema publicado en el nº 4
de la colección "Variaciones"
30 de Marzo de 2005
jueves, 9 de agosto de 2007
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