que aviva la fragua,
la lumbre y el brasero.
Dulce estancia sin nombre.
Densa senda de aromas.
Gran camino
de palabras al viento.
Eternidad sin habitáculo
donde suspiran las almas,
copulando lágrimas de paz o fuego.
Brisa de magia veloz,
donde sólo el pájaro es libre.
¡Ya quisiera el hombre, como tú
besar, tocar, acariciar,
alzar sus llamas de ardor
desde la tierra al cielo!
Lola Ruiz Ros
Poema publicado en el nº 5
de la Coección "Variaciones"
24 de Junio de 2005
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