que era tu voz desde la lejanía,
a veces me despertaba.
Estuve el día entero
huyendo de ti como brisa,
que atraviesa la bahía y se carga de suave humedad
hasta llegar a acariciar suavemente mi cuerpo.
Después con un viento que no era brisa
me alejé, dando la vuelta a la esquina de tu puerta
y caminé solo los metros
que nos separan cada noche.
La sensación era dulce pero sabía que en mi casa
el único refugio serían los libros.
Alfredo Rubio
Poema publicado en el nº 6
de la Colección "Variaciones"
7 de Octubre de 2005
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