si hubiera que esperar algo;
si, en su rumor, las olas lo presagiaran
pero quiebran vanas y exhaustas;
rendidas, sus frentes, a la tierra.
Me quedaría…
si el viento no hubiera borrado mis huellas;
si no hubiera visto el mar y su desastre;
si hubiera vivido menos que los que se quedan.
Me marcho.
Los barcos no llegan a la orilla;
Aún así, los otros permanecerán en ella.
Me marcho
y les veo lejos.
No puedo advertirles más que con mis piernas.
¡Qué alto precio por esa brújula para cobardes!
¡Qué gran excusa para los necios!
¡Qué veneno mortal para el hombre!
Ana García
Poema publicado en el nº 11
de la Colección "Variaciones"
18 de junio de 2007
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